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CAPITULO 1 - VISION GENERAL


1.1 INTRODUCCION: EL CONCEPTO DE SEGURIDAD ALIMENTARIA
1.2 LA ACTIVIDAD FORESTAL EN PERSPECTIVA
1.3 LOS LAZOS ENTRE LA SILVICULTURA Y LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
1.4 OPORTUNIDADES PARA LA ACCION
1.5 FIJACION DEL MARCO POLITICO: NUEVOS ENFOQUES Y OBJETIVOS

1.1 INTRODUCCION: EL CONCEPTO DE SEGURIDAD ALIMENTARIA

La seguridad alimentaria es hoy para el mundo un problema fundamental. Pese a los substanciales aumentos de la producción de alimentos en muchos países, más de 800 millones de personas son aún víctimas de la desnutrición. Según datos de la FAO, cada año mueren cerca de 20 millones de personas de inanición o de las enfermedades provocadas por el hambre. Se estima también que, al llegar al año 2000, más de 70 países, 49 de los cuales situados en Africa, no podrán alimentarse a sí mismos a menos que se tomen medidas urgentes.

La seguridad alimentaria ha sido definida por el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial como "el acceso físico y económico a los alimentos, de todas las personas, en todo momento." El concepto reconoce que el bienestar nutricional de la gente no depende sólo de la producción de alimentos; si así fuera nadie padecería hambre pues el total de la producción alimentaria es más que suficiente para nutrir a toda la población mundial. La seguridad alimentaria es algo que también depende de modo crucial de la disponibilidad de la producción y del acceso de la gente al aprovisionamiento en alimentos. Por consiguiente, plantea tanto problemas de sostenibilidad como de equidad.

A muchos profesionales forestales el problema de la seguridad alimentaria puede parecerles una preocupación que desborda en mucho el campo de su profesión. Sin embargo, en muchas zonas rurales los montes y los cultivos de árboles dan un apoyo fundamental a la producción agrícola (por ejemplo, manteniendo y mejorando las condiciones del suelo y manteniendo los sistemas hidrológicos), brindan alimentos, forraje y combustible y también otorgan medios para obtener ingresos en contante. De este modo las actividades forestales, directa o indirectamente, pueden ejercer una profunda influencia sobre la seguridad alimentaria de la gente.

En la comunidad de los profesionales forestales, la seguridad alimentaria ha surgido en los últimos años como un nuevo enfoque para el desarrollo y la planificación forestal. Aunque se reconoce que los montes contribuyen de muchos modos a la seguridad alimentaria, esos lazos han sido rara vez estudiados en profundidad y son escasas las tentativas de evaluar su importancia. A nivel de la política y el planeamiento, se ha hecho muy poco por incorporar la seguridad alimentaria como un objetivo específico de las estrategias y programas forestales.

Este informe es el resultado de una Consulta de Expertos sobre Silvicultura y Seguridad alimentaria patrocinada por el Departamento de Montes de la FAO (reunión que se efectuó en la India en 1988). El mismo subraya algunos de los lazos existentes entre la silvicultura y la seguridad alimentaria y muestra cómo las actividades forestales pueden y deben tener un impacto sobre la seguridad alimentaria. En este informe la silvicultura es definida en un sentido amplio que incluye el manejo y el uso de árboles y arbustos en las explotaciones agrícolas y tierras de pastoreo, al igual que en las reservas forestales existentes. Apoyándose en muchas fuentes diferentes, traza un cuadro de las complejas interacciones existentes entre la gente, los árboles, los montes, la agricultura y la producción de alimentos. Estudia los efectos tanto negativos como positivos de las actividades forestales y busca distinguir entre los lazos que unen la actividad forestal y la seguridad alimentaria, aquéllos que fueron probados separándolos de los que siguen siendo materia de especulación o de discusión. Yendo aún más allá, el informe también establece algunas ideas iniciales sobre cómo pueden ser dirigidos los programas y las políticas forestales para elevar la seguridad alimentaria, especialmente en el caso de los pobres.

El cuadro que presenta este informe no es completo; existen en él importantes lagunas desde el punto de vista de la información y muchos de los ejemplos provienen de informes aislados que no pueden ser representativos. Por consiguiente, las conclusiones a las cuales llega deben ser consideradas preliminares. Sin embargo, ellas dan una base para una ulterior investigación y constituyen un estímulo para un estudio más detallado de casos individuales.

1.2 LA ACTIVIDAD FORESTAL EN PERSPECTIVA

El papel desempeñado por la actividad forestal en la seguridad alimentaria debe ser considerado en perspectiva. Los montes son sólo un elemento de la compleja vida rural y la seguridad alimentaria depende de una entera gama de factores que van bastante más allá de lo que se refiere a los montes y a las actividades forestales.

Por ejemplo, sugerir que la silvicultura puede reemplazar, en una medida significativa, a la agricultura como sistema de producción de alimentos es claramente erróneo. También hay que reconocer que las iniciativas en el campo de la silvicultura, por sí mismas, no pueden eliminar las presiones resultantes del crecimiento de la población ni tampoco pueden alterar de modo fundamental los factores sociales, económicos y políticos que crean las desigualdades y separan los ricos de los pobres y los hambrientos de los bien alimentados.

Sin embargo, el reconocimiento de que los montes y los árboles tienen un importante papel en la seguridad alimentaria es la premisa de este informe. Ese papel ha sido ignorado en el pasado y está siendo reducido pues en muchas partes del mundo se talan los bosques y los árboles que quedan en las tierras cultivadas sufren una creciente presión. Estas tendencias están zapando los sistemas agrícolas actualmente existentes y amenazan su productividad a largo plazo.

Pero ellas no son irreversibles. Mediante una mejor gestión de los montes y apoyando el cultivo de árboles en las explotaciones agrícolas se puede, a la vez, reforzar y estimular la contribución de la silvicultura a la seguridad alimentaria. Las iniciativas forestales pueden otorgar una serie de beneficios, al aumentar la producción de alimentos, al incrementar la sostenibilidad del aprovisionamiento alimentario y al mejorar el acceso a los alimentos por parte de los campesinos sin tierra y de los pobres, dándoles productos de subsistencia, ingresos y empleos.

1.3 LOS LAZOS ENTRE LA SILVICULTURA Y LA SEGURIDAD ALIMENTARIA


1.3.1 Lazos ambientales
1.3.2 Los lazos en la producción
1.3.3 Lazos socioeconómicos

El cuadro 1.1 destaca algunos de los importantes lazos que existen entre la silvicultura y la seguridad alimentaria y sugiere cuáles pueden ser algunos de los diversos productos forestales y beneficios ambientales, así como las actividades en el campo de la silvicultura, que pueden influir sobre la seguridad alimentaria familiar y el bienestar nutricional individual. Los recuadros siguientes representan productos forestales y los beneficios sobre los que frecuentemente se enfocan los proyectos forestales (por ejemplo, cinturones de sombra y producción de combustible). Pasando hacia la derecha se ilustran los lazos existentes entre la producción forestal y la situación familiar desde el punto de vista de los alimentos.

Es evidente que muchos de tales lazos están interrelacionados. Para simplicar la discusión, sin embargo, pueden ser divididos en tres grupos principales: ambientales, relativos a la producción y, factores socioeconómicos.

1.3.1 Lazos ambientales

Los árboles y los montes influencian tanto el medio más cercano que los rodea como la estabilidad del ambiente, visto de modo más global, y como resultado de ello tienen diversos e importantes lazos con la seguridad alimentaria. En efecto, tanto a micronivel como a macronivel, ellos ayudan a ofrecer las condiciones ambientales estables de las cuales depende una producción sostenible de alimentos. Los bosques aportan a muchas comunidades de las regiones tropicales los únicos medios de restaurar la fertilidad del suelo (mediante sistemas de barbecho forestal). Las zonas boscosas son también la mayor reserva individual de la diversidad genética, recurso de extraordinaria importancia para la producción agrícola futura.

Los efectos de los árboles son más fácilmente visibles en la explotación agrícola, donde ellos pueden desempeñar un importante papel mejorando el microclima, disminuyendo los daños causados por el viento, protegiendo el suelo de la erosión y restaurando la productividad de la tierra. A nivel de la entera cuenca, los bosques pueden reducir la sedimentación y mejorar la calidad del agua; también pueden tener efecto aguas abajo sobre la disponibilidad hídrica y, en cierta medida, pueden ayudar a reducir la incidencia de las inundaciones. Todos estos factores tienen una gran influencia sobre la agricultura en el bajo curso de los ríos. A escala regional y global los montes pueden también afectar los tipos de clima y de precipitaciones pluviales aunque las interacciones detalladas todavía son discutidas y son comprendidas sólo parcialmente.

1.3.2 Los lazos en la producción

La conexión más directa entre la silvicultura y la seguridad alimentaria son los productos alimenticios de los árboles. Frutas, nueces, hojas, raíces y resmas son sólo algunos de los integrantes de la vasta gama de productos comestibles aportados por árboles y arbustos, sea por los que crecen naturalmente en el medio silvestre, sea por aquéllos cultivados en las granjas y alrededor de los hogares. Los bosques también proveen un hábitat a muchos animales, pájaros, insectos y otras formas de vida silvestre, que son cazados y consumidos, a menudo como golosinas. Aunque esos alimentos provenientes de los bosques sólo muy raramente son alimentos básicos, dan sin embargo un importante complemento como substitutos estacionales y en las situaciones de emergencia cuando se reduce mucho el suministro de alimentos.

CUADRO 1.1 Los lazos entre la silvicultura y la seguridad alimentaria familiar

Fuente: Falconer 1989a

Además, los bosques pueden tener una importante influencia indirecta sobre la producción de alimentos. Al mantener y mejorar la fertilidad del suelo, los árboles cultivados en las explotaciones agrícolas pueden ayudar a mantener los rendimientos de los cultivos. En los sistemas de producción pastorales, los árboles y arbustos constituyen una fuente esencial de forraje para el ganado, particularmente durante la estación seca. Y en las zonas de manglares, los montes son el hábitat y el terreno de cría de muchos peces, crustáceos y otros animales marinos que son la base de las pesca costera o en mar abierto.

1.3.3 Lazos socioeconómicos

La seguridad alimentaria es, fundamentalmente, un problema social. Los lazos socioeconómicos existentes entre la silvicultura y la seguridad alimentaria son los que unen los productos y "servicios" de los bosques con la gente que depende de ellos. Desde el punto de vista de cada hogar, los montes pueden afectar su seguridad alimentaria de muchos modos. Los alimentos obtenidos de los árboles y de los montes constituyen una importante contribución directa a las dietas familiares, al ofrecer un complemento gustoso y nutritivo a los alimentos de base, que podrían resultar monótonos. Aunque su aporte cuantitativo pueda resultar pequeño, su contribución nutricional es a menudo fundamental, especialmente en ciertas épocas del año y durante las sequías u otros períodos de emergencia cuando no se pueden obtener los alimentos cultivados.

Aún más importante, para muchas familias, es el hecho que los bosques brindan una fuente de ingresos y de empleo. Millones de habitantes de las zonas rurales dependen del dinero obtenido recogiendo, elaborando y vendiendo productos forestales para comprar alimentos y responder a otras necesidades básicas. Para los pobres, y también para las mujeres, muchas veces éstas son sus únicas fuentes de dinero en efectivo. Los árboles cultivados en las explotaciones agrícolas son también utilizados como forma de ahorro, pues pueden ser cosechados y vendidos en cualquier momento para satisfacer una gran necesidad de dinero en efectivo o responder a una emergencia.

1.4 OPORTUNIDADES PARA LA ACCION

Los expertos forestales pueden hacer mucho para promover la seguridad aumentaría familiar. Algunas de las oportunidades de acción más obvias incluyen:

* dirigir los objetivos del manejo forestal hacia las necesidades de seguridad alimentaria de la gente;

* ampliar la gama de productos ofrecidos por los montes -alimentos y otros- y mejorar el suministro de ellos a la población local mediante nuevos enfoques de la gestión y nuevas medidas para aumentar el acceso a dichos productos;

* estimular el cultivo de árboles en las explotaciones agrícolas usando especies y enfoques de gestión que complementen la producción agrícola y ganadera, ayuden a proteger al ambiente, ofrezcan ingresos a los campesinos y les ayuden a distribuir los riesgos;

* apoyar a las empresas de pequeña escala basadas en los productos del bosque, asegurándoles un abastecimiento sostenido de insumos, dándoles asistencia técnica y de gestión y mejorando su acceso al crédito;

* dar apoyo a la comercialización para ayudar a los campesinos a lograr mejores precios por los productos forestales que venden y a asegurarles un modo de vida más sostenible.

Aunque sea posible identificar varios enfoques promisorios de este tipo, la experiencia en su implementación práctica todavía es limitada. Las circunstancias locales, inevitablemente, desempeñarán un gran papel en la determinación de su importancia, que dependerá en gran medida de las necesidades de la población local, de los recursos disponibles y de un planeamiento cuidadoso.

1.5 FIJACION DEL MARCO POLITICO: NUEVOS ENFOQUES Y OBJETIVOS

Los montes y los cultivos de árboles contribuyen a la seguridad alimentaria en muchas regiones rurales de todo el mundo. Para desarrollar y fortalecer esas contribuciones, los programas forestales y los profesionales forestales necesitan revisar los objetivos y encarar nuevos enfoques para sus actividades. Las estructuras institucionales existentes y la atención tradicionalmente colocada sobre la capacitación, la investigación y la extensión forestal, no son adecuadas a la tarea de responder a los objetivos de la seguridad alimentaria.

Un pre-requisito para el cambio es el apoyo político. Ello significa reorganizar el papel específico de los bosques y los árboles en la seguridad alimentaria de los habitantes de las zonas rurales y su eficacia para asegurar sistemas de producción sostenibles de alimentos y de uso de la tierra. También requerirá apoyo en personal, recursos y capacitación. El encarar los problemas de la seguridad alimentaria exigirá dejar de hacer hincapié en los objetivos tradicionales de producción y protección que tenía la silvicultura para encarar actividades forestales que respondan a las necesidades de la población local.

Arbol del pan- Artocarpus altalis, un alimento básico en toda la Polinesia

Podría significar, por ejemplo, elevar la importancia de los llamados "productos forestales menores" para reconocer la contribución sumamente importante que ellos están dando ya a los ingresos y modos de vida locales y para explotar el potencial que tienen en cuanto a aumentar su uso y su producción. Incluirá explorar nuevos enfoques de la gestión forestal que respondan a los problemas del acceso y del control de los recursos forestales y que reconozcan los derechos de la población local a beneficiarse de los montes.

Evidentemente esto incluye la realización de un esfuerzo mayor, para comprender las circunstancias locales y los problemas - pues la seguridad alimentaria es sólo uno de ellos - que la gente enfrenta, especialmente en el caso de los pobres. Para este fin, los planificadores de los proyectos forestales deberán partir de los considerables conocimientos tradicionales sobre los recursos forestales que existen en muchas comunidades y de los métodos de gestión de su ambiente local.

Se necesitarán nuevos métodos de capacitación para que los profesionales forestales y los extensionistas puedan ampliar su campo de visión y también habrá que darles las capacidades necesarias para trabajar en contacto más estrecho con la población local. Es necesario igualmente incorporar a esta tarea otros profesionales, como los nutricionistas y los dentistas sociales. Por último, habrá que hacer especial hincapié en la incorporación de las necesidades y perspectivas de la mujer a la planificación y ejecución de los proyectos.

Se ganaría mucho, también, si los servicios forestales pudiesen colaborar más eficazmente con los departamentos de agricultura y con las agencias que trabajan en el campo de la pesca, la ganadería y otras profesiones semejantes. La seguridad alimentaria pasa por sobre los límites sectoriales convencionales y sólo puede ser encarada con eficacia mediante la cooperación entre los interesados en ella.

De un modo más fundamental, hay que reconocer los factores sociales, económicos y políticos que crean y mantienen las desigualdades y que son el trasfondo de la pobreza y el hambre. Las iniciativas en el campo de la silvicultura no pueden cambiar esas realidades. Empero, es mucho lo que ellas pueden hacer para canalizar hacia los grupos pobres y desaventajados, los beneficios que ellas aportan si las necesidades de los mismos son determinadas de modo adecuado y si existe el necesario compromiso.

Habrá que enfrentar muchos retos para que la silvicultura contribuya más eficazmente a la seguridad alimentaria. Sin embargo, existe una sólida base para el optimismo: la filosofía y la práctica forestales han cambiado radicalmente en las dos décadas últimas, pasando de una estrecha visión tradicional a objetivos más amplios y más orientados hacia la gente. La incorporación de la preocupación por la seguridad alimentaria puede ser pues considerada el siguiente paso lógico para hacer que la silvicultura dé más y mejores respuestas a las necesidades populares y tenga mayor importancia en el proceso de desarrollo.


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