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CAPITULO 2 - PRESIONES SOBRE EL MANEJO TRADICIONAL DE LOS ARBOLES EN EL MEDIO RURAL Y SOBRE LOS RECURSOS ARBOREOS Y FORESTALES


2.1 Recolección de leña y deforestación
2.2 Necesidad de tierras agrícolas
2.3 Cambios en los sistemas de propiedad y control de la tierra y la aparición de mercados
2.4 Limitaciones para el cultivo de árboles
2.5 Falta de control sobre el uso de la tierra
2.6 Falta de control sobre el uso de los árboles
2.7 Usos competitivos de la tierra, el trabajo y el capital
2.8 Limitaciones sociales y culturales
2.9 ¿Limitaciones u oportunidades?

La escasez de árboles es el resultado de procesos y acontecimientos tanto de larga duración como recientes. En algunos lugares, las presiones han ido aumentando en forma gradual y casi imperceptiblemente. Cuando esto ha ocurrido, la población a veces ha tenido tiempo y oportunidad de desarrollar y adaptar los sistemas de manejo. En esos casos, pueden haber habido síntomas de escasez durante décadas; pero mediante estrategias de adaptación, tales como la protección de los árboles valiosos, el estimulo del crecimiento de la regeneración natural y del clareo selectivo, quizás impidieron la aparición de manifestaciones agudas de deforestación. Sin embargo, en otros casos la pérdida de la cubierta arbórea ha tendido a acelerarse.

17) El impacto de la deforestación sobre la agricultura. El suelo procedente del suelo forestal erosionado, se sedimenta en el lago destinado a la irrigación. La reducción del volumen de capacidad del lago supone una reducción del área de tierra posible de ser regada y cultivada. (A)

17) El impacto de la deforestación sobre la agricultura. El suelo procedente del suelo forestal erosionado, se sedimenta en el lago destinado a la irrigación. La reducción del volumen de capacidad del lago supone una reducción del área de tierra posible de ser regada y cultivada. (B)

Las dimensiones del problema son complejas, sobre todo a causa de los cambios en las aspiraciones y expectativas que han acompañado al desarrollo económico. A menudo se considera el crecimiento de la población como la causa principal del proceso de deforestación, pero ciertamente no es el único factor. Es necesario también verlo en relación con el desarrollo agrícola, los mercados, las políticas gubernamentales, los sistemas de asentamiento, el cambio tecnológico, los modelos pasados de explotación de los árboles y de otros recursos y las alteraciones de la estructura socioeconómica de las sociedades rurales.

La sobre-explotación de los recursos arbóreos y su consiguiente escasez, suelen ser manifestaciones sintomáticas de problemas mas graves que han acompañado al proceso de desarrollo y que con frecuencia son poco entendidas y demasiado simplificadas. A veces, se han abandonado las prácticas de conservación de la vegetación mayor simplemente porque ya no están de acuerdo con las ideas de la economía agrícola rural. Es necesario entender las razones que han movido a abandonar las estrategias de ajuste activas y pasivas del manejo de los árboles, antes de llevar eficazmente a la práctica, intervenciones para ponerles remedio.

2.1 Recolección de leña y deforestación

La recolección de leña es considerada a veces como la causa principal del agotamiento de los recursos forestales. Esto rara vez es así; hay otras fuerzas más destructivas que también suelen contribuir. Lo que no quiere decir que la necesidad de leña no sea un factor importante que ayuda a la destrucción de sistemas tradicionales del manejo de los recursos forestales en algunas zonas; cuando la demanda de madera es superior a la regeneración natural, el resultado más probable es la corta excesiva.

18) La leña es tratada siempre de más lejos

Es muy probable que este desequilibrio ocurra en las cercanías de las ciudades y en los alrededores de otras zonas con una fuerte demanda de madera. Por ejemplo, en un radio de 40 kilómetros de Ouagadougou, en Burkina Faso, se cortaron para leña prácticamente todos los árboles de las tierras comunales o no protegidas, y el circulo de recursos agotados todavía está aumentando (National Academy of Sciences, 1980; Chauvin, 1981). Un estudio reciente de la FAO, ha señalado que ya se están presentando situaciones de escasez de leña en 10 países africanos. 3 asiáticos y 6 latinoamericanos, afectando a unos 112 millones de personas (de Montalembert y Clement, 1983). (La escasez de leña en las zonas urbanas, en realidad no es nada nuevo. Durante sus viajes por el Níger en 1795, el explorador Mungo Park observó que alrededor de la ciudad de Kaarta hablan dos millas de terreno sin árboles, debido al elevado consumo de madera para construcción y combustible).

2.2 Necesidad de tierras agrícolas

Es ampliamente reconocido que la razón principal por la que se cortan árboles es limpiar tierras para los cultivos agrícolas y el pastoreo (Bajracharya, 1983; Allan, 1965). En la economía agrícola, el método mas barato y más fácil de aumentar la producción muy bien puede ser la ampliación de la superficie de los terrenos cultivados. Sin embargo, el desmonte para destinar el suelo a otros usos, no se limita sólo a la agricultura. En Costa Rica, se han talado grandes superficies de bosques en los valles para dedicarlas al pastoreo de ganado con fines comerciales (DeWalt, 1982). Muchos países de América Latina y del sudeste de Asia, han establecido políticas oficiales de fomento para el reasentamiento de zonas forestales para la producción agrícola y ganadera.

Uno de los factores mas importantes que influye en la extinción de los árboles es el sobrepastoreo, el cual impide la regeneración natural. A pesar de que hay datos históricos del Medio Oriente y de otros lugares que indican que este problema no es nuevo, la presión del pastoreo ha aumentado enormemente en las últimas décadas, y se ha sentido con mayor fuerza en las zonas áridas y semiáridas, donde hasta hace poco, los bosques naturales lograban recuperarse de los efectos de esta actividad. Sin embargo, donde antiguamente pacían los rebaños de los pastores nómadas, ahora se ha asentado en forma permanente una población con vacunos y otros tipos de ganado. En estas circunstancias, las estrategias previamente mantenidas para el pastoreo y la recolección de forraje, rápidamente han dejado de ser aplicadas en perjuicio de los bosques y de la gente que depende de ellos para vivir.

Hay otros cambios en la estructura de la población agrícola que han tenido igualmente un efecto destructivo sobre la cubierta arbórea. Los agricultores de Puebla, México, que han adoptado un sistema de cultivo intensivo con tractores, ya no tienen árboles leguminosos en sus campos, porque éstos dificultan el movimiento de sus máquinas y porque los fertilizantes comerciales producen mayores rendimientos a corto plazo (Wilken, 1978). La utilización de métodos más intensivos de producción agropecuaria en las zonas semiáridas de Rajasthan, en la India, ha dado lugar a una menor aplicación de medidas de conservación, tales como la rotación de cultivos, los periodos largos de barbecho y la migración estacional del ganado. En algunas zonas, como la cuenca del maní en el Senegal, estas estrategias de alta producción a corto plazo, están siendo reexaminadas por los habitantes del lugar y están comprobando que la elevada producción es insostenible, a menos que vaya acompañada de la conservación de los recursos básicos.

2.3 Cambios en los sistemas de propiedad y control de la tierra y la aparición de mercados

En las zonas rurales donde no hay terreno suficiente para absorber la creciente población agrícola, la presión sobre la tierra que ya esta cultivada, se hace más intensa. A través de la herencia, la propiedad se divide entre los miembros de la familia o se vende, lo cual reduce su tamaño promedio. A medida que los recursos disponibles para el hogar disminuyen, los árboles pueden ser considerados como un recurso que debe ser sacrificado para satisfacer las necesidades domésticas mas urgentes.

En Sudán, la especie Acacia senegal que produce goma arábiga esta siendo cortada, debido a que el sistema de barbecho bajo el cual crecía ha sido abandonado por la escasez de tierra (Horowitz y Badi, 1981). Los árboles pueden ser vistos como un obstáculo por los campesinos, porque compiten por el agua y los nutrientes y porque la sombra retrasa el crecimiento de los cultivos. Esta última razón obligó a que, en algunos lugares de Kenya, varias personas tuvieran que cortar sus árboles (Castro, 1984).

Con el aumento de las presiones, muchas de las estructuras tradicionales de tenencia de la tierra y de las practicas acostumbradas que definían los derechos de utilización, se han debilitado considerablemente. Debido a esto, los propietarios que han visto cerrado su acceso a los recursos madereros de los terrenos adyacentes, se verán forzados a usar más intensamente sus propios árboles. En otros casos, en que ha existido una tradición en el arrendamiento del suelo, pero donde las presiones de asentamiento han aumentado, los propietarios pueden dejar de plantar debido al temor de que los arrendatarios, intenten hacer valer sus derechos personales sobre la tierra.

Donde los campesinos no tienen garantías a largo plazo sobre la utilización o el control de los terrenos que cultivan, los incentivos para hacer inversiones a largo plazo (por ejemplo, plantación de árboles) son muy pocos. En Honduras, donde el 80 por ciento de la población rural no es dueño de la tierra, se ha comprobado que son muy pocos los campesinos que plantan árboles o cercos vivos, debido en parte a la falta de seguridad en la tenencia de la tierra (Jones, 1982a).

En algunas zonas, los programas gubernamentales también han contribuido al agotamiento de la cubierta arbórea. Por ejemplo, las prácticas primitivas en el manejo de los árboles entre la gente Karen, en las zonas montañosas de Tailandia, están siendo alteradas en cierta medida por loa proyectos de reforestación en las zonas con parcelas bajo cultivo de quemas, así se reduce la superficie de tierra disponible por ellos (Kunstadter, 1983).

La nacionalización de las tierras forestales en Nepal (Bajracharya, 1983) y en Honduras (Jones, 1982a) con fines de protección, ha tenido la consecuencia inesperada de reducir los incentivos locales a la protección de árboles. En América Latina, la construcción de caminos para las industrias forestales, ha abierto a la colonización zonas anteriormente despobladas. Una vez que se ha concluido con la extracción de la madera, los campesinos ocupan la tierra y el bosque no se regenera.

La comercialización de productos de la madera que antes eran gratuitos, como la leña, puede también hacer aumentar la presión sobre los recursos madereros. Esto es particularmente evidente cerca de las zonas urbadas, donde la demanda comercial puede ser especialmente fuerte. En Nigeria, los agricultores que hacen desmontes en sus campos, suelen vender los árboles para combustible (Morgan, et al., 1980). Donde se plantan especies arbóreas con fines comerciales (por ejemplo para postes) es posible que a la gente pobre del lugar le sea difícil conseguir postes y leña gratis, debido al envió de la madera a los mercados.

La sobreexplotación local de los árboles con fines comerciales, se ha de considerar dentro del marco de la necesidad urgente en las zonas urbanas y en la falta de oportunidades generadoras de ingresos en las zonas rurales. La recolección de leña y la producción de carbón vegetal, pueden constituir un medio para obtener ingresos en efectivo a personas que no disponen de otras oportunidades. Aun cuando ellos reconocen el daño que causan sus actividades, no tienen otra alternativa para ganarse la vida. En efecto, un argumento en contra de las plantaciones para leña alrededor de las ciudades en Kenya, ha sido que se reducirán los ingresos de aquéllos que se dedican a la venta de leña y carbón vegetal.

2.4 Limitaciones para el cultivo de árboles

Algunas veces, incluso donde los árboles son muy escasos, los campesinos pueden no estar dispuestos a cultivarlos. Es poco probable que la razón de esto sea que ignoren los beneficios que producen o las técnicas utilizadas para su cultivos es mucho mas probable que existan otras limitaciones concretas y serias.

Se ha sugerido (cf. Burley, 1982) que las principales condiciones que se deben cumplir antes de que los campesinos planten árboles son:

- Económicas: tienen que haber suficientes recursos disponibles de tierras, capital y mano de obra para hacer posible el cultivo de los árboles y para cubrir los gastos de plantación, cuidado, cosecha y comercialización de ellos y sus productos. Los beneficios de su cultivo y manejo, tanto en términos económicos como financieros, deben superar los beneficios netos de estrategias alternativas de ordenación de los recursos y de la agricultura, así como de los costos de producción.

- Socio-culturales: los cambios en las relaciones de productividad y en los modelos de propiedad de los recursos que puede traer consigo el cultivo de los árboles, deben encuadrarse dentro de estrategias culturalmente aceptadas para la distribución de recursos. El valor social de los árboles o de algún tipo especifico de ellos, debe coincidir con los valores que puedan imponer las gestiones o intervenciones de manejo adoptadas. Además se debe disponer de personal técnico culturalmente sensitivo.

- Ambientales: las intervenciones o gestiones de adaptación, deben tener en cuenta la disponibilidad de agua, el régimen de temperaturas, los tipos de suelo y otras características del medio ambiente natural.

19) El personal técnico debe ser sensitivo culturalmente

Es necesario reconocer también, que muchos campesinos no la ven razón para plantar árboles. Puede haber una disponibilidad abundante de productos arbóreos, en tierras comunales o en reservas forestales cercanas, ya sea legal o ilegalmente. El hecho de que la sobre-explotación pueda finalmente conducir al agotamiento total de estos recursos, puede aparecer como totalmente ajeno o carecer por completo de importancia dentro del período en que ellos pueden planificar sus vidas.

Para que los campesinos decidan desviar recursos hacia la plantación de árboles, tiene que haber conciencia local de su escasez. Esto puede manifestarse en la necesidad de ocupar mayor tiempo para recoger leña, de economizar combustible o incluso reducirlo al cocinar. Además, el cultivo de especies arbóreas se debe considerar como una respuesta apropiada a esas presiones. Donde la vida está caracterizada por la escasez general de artículos de primera necesidad, el plantar vegetación mayor para uso futuro, podría no aparecer como un esfuerzo particularmente interesante.

2.5 Falta de control sobre el uso de la tierra

El medio ambiente económico más favorable para cultivar árboles existe donde el beneficio final de éstos es claramente para quienes los plantan o para sus hijos. Por el contrario la falta de seguridad en la tenencia de la tierra o en el control sobre el uso de los recursos, es a menudo una de las limitaciones mayores para su cultivo.

En muchas partes del mundo, los campesinos no tienen un control definido sobre el terreno que cultivan. Algunos sistemas de tenencia de la tierra, han sido afectados por nuevas prácticas que se han superpuesto a una base de tradiciones centenarias que definían los derechos de uso comunal o individual. Los campesinos, en particular los pobres, carecen de derechos legales sobre el lugar en que viven y se enfrentan a la amenaza constante de expulsión. Aun en el caso de los que poseen un terreno, no se puede esperar que planten árboles, si de todos modos, no tienen la seguridad de ser o no desalojados en un futuro previsible. Este problema es con frecuencia mas agudo para las mujeres.

Sin embargo, la seguridad en la tenencia de la tierra por si misma, puede que no sea un incentivo suficiente para que se planten árboles. Los agricultores que poseen bosques en sus terrenos y son capaces de satisfacer sus propias necesidades, puede que ignoren a quienes no los poseen; estos últimos, aunque estén conscientes de la escasez de madera, muchas veces no tienen posibilidades de reaccionar ante esto (Bruce, et al., 1984).

En algunos países de América Latina, las leyes sobre tenencia de la tierra, en vez de estimular el cultivo de los ejemplares arbóreos, crean incentivos para su eliminación. La gente puede adquirir derechos de propiedad trasladándose a zonas forestales, talando sus árboles y cultivando su suelo. Estos derechos de propiedad de la tierra, se hacen más fuertes cuanto mas largo sea el tiempo que llevan cultivándola exitosamente. En cambio, en lugares donde la plantación puede establecer derechos de propiedad, ésta también puede actuar como un impedimento. En los años cuarenta, los jefes basutos, en Lesotho, no fomentaron plantaciones de especies forestales con el fin de restringir el derecho de propiedad y esto se ha mantenido hasta los tiempos actuales (Fortmann. 1984).

20) Desmonte para pastoreo -¿y después qué?

Independientemente de los sistemas de propiedad de la tierra, los derechos a pastoreo pueden estar en pugna con los requerimientos necesarios para el cultivo de especies arbóreas. En muchos países, el mismo terreno es utilizado por diferentes personas durante distintas épocas; tradicionalmente en las tierras de los agricultores, se permite que los animales vaguen libremente después de las cosechas. Este sistema de tenencia tan variable, hace que la protección de las plantaciones privadas sea una tarea extremadamente difícil, ya que esas actividades deben usurpar lo que otros miembros en la comunidad pueden ver como sus propios derechos (Raintree, 1985).

2.6 Falta de control sobre el uso de los árboles

Aun cuando la tenencia de la tierra sea segura, existe también la cuestión de quién controla los recursos arbóreos o la propiedad de los árboles. Estos sistemas de propiedad, pueden ser bastante complejos i pero generalmente comprenden el derecho a poseer o heredar los árboles, a plantarlos, a usarlos y a venderlos (Fortmann, 1984).

En Haití, a los campesinos se les ha advertido, que todos los árboles pertenecen al gobierno y quien cortase un ejemplar de ellos seria castigado. Aunque la intención era asegurar que el recurso fuera protegido, frecuentemente ocurría lo contrario. Los campesinos se sentían amenazados porque suponían que este interés del gobierno, finalmente podría conducirlos a la expropiación de cualquier terreno boscoso.

Hasta hace poco, en la India y Nepal, las especies arbóreas comercialmente valiosas pertenecían al gobierno, sin importar donde crecieran. Entre estas especies estaba al khair (Acacia catechu), que produce tanino y algunos pinos (Pinus roxburghii), productores de resina. Los agricultores tenían que esperar que el departamento forestal recogiera los productos de los árboles o bien, podían comprarlos y así recibir la autorización para cortarlos.

En la India se ha promulgado recientemente una ley de conservación de los árboles, en la que se enumera una larga lista de especies que no pueden ser cortadas sin la debida autorización. Si bien estas normas protectoras han ayudado a controlar las talas ilegales en los bosques, al mismo tiempo han inhibido a los pequeños agricultores en la plantación de árboles. Para beneficiarse de ella, se debe seguir un proceso complicado y a menudo costoso para obtener el permiso de corta. Esta también ha sido una característica de la legislación forestal en el Sahel (Thomson, 1979).

21) Pinos productores de resina - propiedad del gobierno

2.7 Usos competitivos de la tierra, el trabajo y el capital

Donde el cultivo de árboles se considera como una de las posibles alternativas de uso de la tierra, se debe comparar esta posibilidad con las otras. Por ejemplo, el uso de tierras agrícolas para su cultivo comercial, ha sido ampliamente criticado debido a que se ha desplazado a la agricultura. En las zonas donde se dispone de terrenos agrícolas en abundancia, este mismo argumento puede ser usado para cualquier otro cultivo comercial. De cualquier modo, el uso de estos suelos para plantar árboles en plantaciones en bloques dentro de las fincas, puede constituir un problema particularmente grave donde la escasez de tierra ya ha creado limitaciones en la producción agropecuaria. En estos casos, habrían motivos para intervenciones públicas activas, para desviar el interés en los árboles hacia el cultivo de otros productos esenciales.

Los riesgos en el cultivo de árboles, varían de un propietario a otro. Si los pequeños propietarios van a plantarlos, probablemente, tendrán que cambiar su ya intensivo sistema de uso de la tierra. Si la producción de cultivos alimentarios se reduce, el riesgo que corren al plantar árboles, por consiguiente aumenta. Aun en el caso que planten especies de rápido crecimiento, pueden pasar 4 ó 5 años antes de que puedan obtener los beneficios de su inversión. Mientras tanto, tienen que disponer de medios para financiar sus necesidades diarias, que de otra manera habrían estado cubiertas con los ingresos de la finca, por escasos que éstos fueran.

Los propietarios de terrenos mas grandes, no están sujetos a las mismas limitaciones. Continuaran teniendo suficiente tierra para cultivar productos alimentarios y sus riesgos a corto plazo, seguirán siendo prácticamente los mismos de antes de plantar árboles. Si la plantación de especies arbóreas les significa tener que financiar otras necesidades mientras esperan que éstas produzcan, es mas probable poder obtener los créditos necesarios, ya que disponen de tierra que les sirve como garantía.

La disponibilidad de mano de obra, también puede ser una limitación para el cultivo de árboles. Estos se plantan en la misma época en que hay mayor demanda para trabajar en las tareas agrícolas. En las zonas áridas, donde la capa dura de la tierra debe ser rota después de las primeras lluvias, a fin de permitir a la planta un adecuado arraigamiento o en otras zonas donde la temporada de plantación es corta, la demanda de mano de obra puede ser particularmente alta durante ese período. Los sistemas de migración estacional, también pueden reducir la disponibilidad de fuerza laboral en las fincas después de las cosechas de los cultivos anuales, aun cuando los árboles continúan necesitando mantenimiento y protección. En las sociedades agrícolas de subsistencia, la idea de contratar mano de obra adicional, incluso cuando la hay disponible, puede ser completamente ajena.

Al mismo tiempo, la creación de exceso de fuerza laboral como consecuencia de la plantación, también puede ser un problema. Los cultivos agrícolas anuales, con un ciclo regular de un año de siembra, cultivo y cosecha, tienen demandas de mano de obra muy diferentes de la que requiere el cultivo de árboles. En este caso, los requerimientos para la plantación, limpieza y cosecha de las especies arbóreas se extienden a lo largo de varios años, lo que demanda en total mucho menos mano de obra.

La motivación para invertir recursos en la plantación de árboles, también puede ser escasa donde no hay mercados accesibles para cualquiera de los productos forestales excedentes, no indispensables para cubrir las necesidades de subsistencia. Igualmente, las dificultades en el manejo habitual del uso de los recursos y en la falta de instituciones rurales adecuadas que lo hagan, pueden limitar a las comunidades en el comprometerse en la reforestación de las tierras comunales.

2.8 Limitaciones sociales y culturales

Suponiendo que la tierra, la mano de obra y el capital están disponibles para cultivar árboles, existen otras limitaciones que pueden disuadir de plantarlos. Estas pueden tener su origen en las tradiciones culturales. En algunas zonas, ciertas especies están asociadas con los espíritus malignos y con los tabúes. En la región de Casamance, en Senegal, donde el servicio forestal fomentaba la plantación de marañón, los campesinos los quemaban para ahuyentar a los malos espíritus que se supone estos árboles cobijan.

En algunas partes de la India, los tamarindos tienen una fama similar. Se podría pensar que la introducción de plantas exóticas tiene la ventaja que no tienen las mismas connotaciones desfavorables para la población local que las especies nativas. En realidad, los bosques están a menudo asociados con robos, asesinatos y peligros causados por los animales salvajes. En muchos países que han estado colonizados, sobre todo en el Africa occidental, los habitantes mas antiguos, también asocian la plantación de árboles con los trabajos forzados y con el miedo al castigo en el caso de que las plantas se mueran.

Hay otras razones prácticas que pueden disuadir a la gente de no plantar árboles. En algunos países africanos, el método habitual para combatir la propagación de la mosca tsetsé, consiste en cortar la cubierta boscosa donde se refugian los insectos. Esta practica se ha visto reforzada por actividades de educación y extensión, durante un largo período de tiempo y se ha llegado a considerar a los árboles como una amenaza para el bienestar de los campesinos. En otros lugares, los agricultores se oponen a que esta vegetación crezca cerca de sus terrenos, porque sirven de refugio a las aves que se comen las semillas. También los árboles pueden competir con los cultivos adyacentes por el agua, la luz y los nutrientes. En muchos casos estas actividades son perfectamente razonables, pero es evidente que pueden impedir el éxito de las plantaciones, a menos que éstas vayan acompañadas de estrategias integrales, las cuales les pueden proporcionar un aumento compensatorio de sus ingresos globales.

Por último, algunas veces las acciones de promoción se ven en dificultad para responder ante ciertas necesidades, debido a que las tradiciones sacadas de su contexto original pueden parecer completamente ilógicas. El baobab, en el sur del Níger, tiene un gran valor por sus múltiples usos y productos; los derechos de los propietarios para usarlos están generalmente bien definidos y claros. Quizás, se deberla suponer que ya que estos árboles son tan valiosos, podría ser relativamente fácil promover su plantación hacia áreas mas extensas. Sin embargo, se ha comprobado que esto es prácticamente imposible, debido en eran parte, a la idea de que estos ejemplares son un don divino. Una persona que planta baobabs corre el riesgo de interferir el curso divino de los acontecimientos.

2.9 ¿Limitaciones u oportunidades?

Algunos de loe procesos que han contribuido al abandono de los sistemas de manejo de los árboles, también han dado como resultado la plantación de ellos; como por ejemplo: la tendencia a la privatización de la tierra, el creciente deseo de la población rural de aumentar la productividad y elevar el nivel de sus ingresos, la respuesta positiva a los incentivos comerciales, la mayor participación de los gobiernos en el manejo de los recursos en el desarrollo rural y en la creación de mercados para la madera.

Tal vez, la mayor dificultad de enfocar las actividades para promover el cultivo de árboles por los campesinos, esté en la necesidad de comprender los diferentes patrones del comportamiento humano. ¿Son estos patrones limitaciones o mas bien oportunidades sobre las cuales se pueden basar las actividades productivas? A menudo los planificadores siguen adelante con lo que consideran mejor y luego se sorprenden cuando sus ideas y esfuerzos son rechazados. Los grupos receptores son calificados como atrasados o aferrados a la tradición.

El desafío consiste en identificar las reales limitaciones y en encontrar los medios eficaces para superarlas. El innovar no se ha de plantear nunca, como una sustitución de los sistemas autóctonos existentes de manejo y conservación de los árboles, sino, y mas bien, como la manera de aprovechar las posibilidades y capacidades locales. La preparación e introducción de las innovaciones forestales en forma efectiva, requiere por último comprender hasta dónde estas actividades coinciden con la manera en que la gente responde espontáneamente ante la escasez. Esto sólo se conseguirá mediante una comunicación directa entre los planificadores de proyectos y los campesinos, en un esfuerzo común para idear métodos que permitan introducir eficazmente las innovaciones mas adecuadas.


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