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Estudios de casos de pequeñas empresas elaboradoras de productos del bosque en América Latina

Per Christiansen
Swedforest Consulting AB
Santo Domingo
República Dominicana

Antecedentes

Ha habido una considerable actividad para ayudar a reducir la pobreza rural en América Latina. Los esfuerzos han incluido la reforma de políticas acompañadas por programas de campo para el desarrollo rural. Muchos de estos programas de desarrollo integrado han tenido componentes forestales, y es en conjunción con la labor en éstas, que el autor ha recogido la información que sigue. Las pequeñas empresas procesadoras basadas en productos del bosque que tienen una buena oportunidad de crecimiento, desempeñan una labor muy importante como fuente prometedora para un mayor empleo, para un mejor nivel de vida y, a largo plazo, para el desarrollo de las áreas rurales. Este documento describe y comenta las experiencias con dicho tipo de empresas haciendo hincapié en el papel, naturaleza y estructura de las organizaciones del productor, y de las instituciones externas implantadas para darles asistencia. Discute los puntos fuertes y las debilidades principales para llegar al éxito, e identifica los puntos clave relacionados con las organizaciones de productores y agencias de asistencia. Se describirán tres casos específicos ilustrativos seleccionados dentro de una gran variedad de tipos de ubicaciones.

La experiencia sugiere que para discutir el impacto institucional en el desarrollo de las pequeñas empresas industriales basadas en el bosque, es necesario tomar en cuenta la cadena total de producción desde el bosque hasta el mercado. Problemas como la infraestructura, la estructura social, y el abastecimiento a largo plazo de la madera, consideraciones sobre la extracción del bosque y el transporte, el sistema de distribución y las políticas y sistemas de comercialización, tienen que ser tomados en cuenta como actividades estrechamente interrelacionadas con la empresa.

La mayoría de las pequeñas empresas basadas en productos del bosque aquí revisadas como estudio de casos son compañías privadas, de propiedad a veces individual. También hay, sin embargo, diferentes tipos de cooperativas, comúnmente apoyadas por los gobiernos o por otras instituciones externas, algunas de las cuales reciben asistencia internacional.

La actividad tradicional y más común de la elaboración en pequeña escala, aparte de la leña y fabricación de carbón vegetal, es el aserrado a mano y mecanizado, donde este último es predominantemente hecho con aserraderos rústicos circulares. Muchos países tienen hasta 200-300 aserraderos de este tipo que operan frecuentemente muy por debajo de su capacidad instalada.

Estos aserraderos son, a menudo, una base esencial para otras unidades elaboradas basadas en productos del bosque, que convierten la madera aserrada ulteriormente en diversos productos acabados tales como muebles, cajones, parquet, mangos, molduras. Esta elaboración secundaria viene a menudo integrada al aserrado en la misma localidad. Sin embargo, un aserradero a menudo proporciona también materia prima a una serie de pequeñas unidades elaboradoras de productos de la madera, pertenecientes normalmente a familias o individuos.

Este documento discute solamente el desarrollo de pequeñas empresas basadas en la madera, ya que la madera es el más importante producto forestal. Otras actividades, como la resinación, el uso de árboles frutales, artesanía con productos forestales no madereros, tienden a tener solamente una importancia localizada, y no serán tratados aquí. Hasta ahora, el apoyo externo a estas pequeñas empresas es muy limitado: las instituciones gubernamentales, por lo general, hacen hincapié en las funciones de control y de aplicación de las leyes. A veces, también organizan cursos especiales de entrenamiento. En general, hay un limitado servicio asesor directo y sistemático para cualquier aspecto y no se dispone de financiamiento o de crédito.

Como resultado de la limitada asistencia externa, los productores de productos similares como los propietarios de aserraderos, tienen comúnmente algún tipo de cooperación entre unos y otros. Ellos constituyen, a menudo, asociaciones de interés especial, que son normalmente un foro para plantear cuestiones de mercado, fijación de precios, etc. Las asociaciones generalmente no están en condiciones de obtener muchos logros, siendo por lo común débiles debido a los fondos limitados. Por este motivo pueden ofrecer poca cosa a sus miembros en el sentido de apoyo técnico y financiero necesario. Pocas empresas pequeñas controlan su propio abastecimiento de materias primas, inclusive su propio sistema de manejo del bosque y capacidad de extracción y transporte: obviamente son mucho más fuertes que las que tienen que depender de otros empresarios para sus materias primas o para la distribución de sus productos manufacturados.

Usando una sierra de cadena.

Estudio de caso 1: PEQUEÑAS INDUSTRIAS BASADAS EN PRODUCTOS FORESTALES EN EL PROYECTO PLAN SIERRA EN LA REPUBLICA DOMINICANA

El planteamiento

El Proyecto Plan Sierra es un esquema integrado de desarrollo rural en la región montañosa de bosques de pinos del norte. El proyecto abarca alrededor de 250 000 ha distribuidas en 4 cuencas. El proyecto se inició en 1979 y el presupuesto nacional ha sido aproximadamente de 700 000 dólares EE.UU. a partir de entonces. En el curso de los años, el proyecto ha sido capaz de atraer apoyo bastante sustancial desde el exterior - bilateralmente de Suecia, Holanda, Alemania y Estados Unidos, y de instituciones internacionales tales como la Fundación Kellogg y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Las actividades más importantes son la repoblación con árboles forestales y cultivos perennes, conservación del suelo, cultivos anuales, pastoreo de ganado y el desarrollo de industrias elaboradoras basadas en la madera, con materia prima de los bosques sometidos a manejo. Existen subprogramas de ayuda, tales como el desarrollo de la infraestructura, servicios de salud, capacitación y educación, y organización social.

Un elemento muy importante en las actividades del Plan Sierra es el otorgamiento de créditos a los campesinos. El proyecto normalmente concede créditos a grupos de campesinos, pero los individuos en el grupo se comprometen a devolver con las futuras cosechas, mientras que la responsabilidad del grupo es la única garantía exigida por los prestadores. Si bien hasta ahora el 70 por ciento de este crédito ha sido destinado a la producción de café, el proyecto comenzó, en 1985, a proporcionar también crédito para las inversiones forestales. Ello complementa la asistencia técnica a propietarios de bosques privados, con respecto a la elaboración y aplicación práctica de planes de manejo forestal.

En el área del proyecto, se han identificado hasta ahora 400 propietarios de bosques, de los cuales 13 son dueños de un total de 770 ha. Ellos están implicados inicialmente en el desarrollo de la forestación, en el manejo del bosque y en la producción de madera en rollo, pero algunos de ellos pueden instalar en el futuro pequeñas industrias basadas en la madera para utilizar sus propios recursos forestales. Con el fin de evitar la explotación excesiva de los bosques para ganancias rápidas, la nueva ley forestal de 1985 exige que los propietarios forestales obtengan permisos especiales de la Comisión Técnica Forestal para cosechar sus bosques. Los permisos pueden ser emitidos solamente si existen planes apropiados de manejo forestal.

En el marco del proyecto integrado, hay un subprograma de financiación sueca (denominado “Celestina”) que pone en práctica un plan de ordenación forestal para alrededor de 4 000 ha de bosques de pino (Pinus Occidentalis) mal cortados y degradados, y que utilizan los productos cosechados en una unidad industrial procesadora con dos aserraderos y otros equipos instalados. El objetivo principal de este plan de manejo es el de restaurar y utilizar los bosques degradados, de esta forma alcanzar un rendimiento económico superior a largo plazo, y obtener también un impacto social en el proyecto, al dar empleo y entrenamiento a la gente en edad de trabajo perteneciente a 110 familias (600 personas) que viven dentro del área Celestina. La meta final es de dar autodependencia económica con el procesamiento y comercialización de productos forestales hasta un total anual de alrededor de 6 000 m3.

En la región del Plan Sierra, alrededor de 40 pequeñas empresas basadas en la madera están ubicadas y desarrolladas, todas a una distancia máxima de 30 km de la Celestina. Ellas producen principalmente muebles y artesanías, y la mayoría son pequeñas y de propiedad individual. Los muebles procesados son de tipo rústico y a menudo sólo limitadamente terminados. Sin embargo, existe un mercado local bueno para los pequeños talleres, y los mayores venden al mercado nacional. Algunas de estas empresas tienen hasta 15 personas empleadas y los propietarios subcontratan también gente, muchas veces mujeres, para prefabricar piezas de muebles o hacer ciertas operaciones especiales en sus casas lo que tiene un buen efecto en cadena sobre la ocupación en la vecindad.

Problemas y apoyo institucional

Los principales problemas encontrados incluyen la mala organización interna y la falta de cooperación entre empresas, aun para resolver problemas comunes relacionados con el financiamiento y la comercialización; la materia prima es de mala calidad; la madera aserrada no es, por lo general, suficientemente seca y las dimensiones de las tablas no conforman normalmente las necesidades, con el resultado de un desperdicio innecesario y aumento de costos; los productos tienen normalmente defectos tales que sólo pueden ser vendidos en el mercado local a precios comparativamente bajos. Además, sólo las empresas más grandes tienen un sistema organizado de distribución y buenos contactos mercantiles. La mayoría de los otros productores carecen de un sistema de distribución y tienen muy poco contacto con los centros de comercialización. Ellos también carecen de crédito a bajo costo y por eso no invierten suficiente en la expansión de la empresa.

El apoyo institucional ha sido muy pobre hasta la fecha. La mayoría de las empresas podrían tener buenas oportunidades de aumentar su producción y la calidad de sus productos, si tuvieran suficiente apoyo técnico y económico. Casi todos los productores compran su materia prima en el Proyecto Celestina, que es el único productor de madera aserrada en la región. Para mejorar la situación, el Proyecto Celestina piensa crear un programa especial para entrenar a los propietarios y a los obreros, y tratar de hallar técnicas de fabricación que mejoren la calidad del producto. Instructores nacionales serán entrenados por especialistas internacionales para dirigir cursos de capacitación y para aconsejar sobre técnicas de producción y sobre equipos nuevos necesarios para mejorar la producción.

Si bien un análisis detallado sobre asistencia requerida se está haciendo recién ahora, puede, sin embargo, decirse que las más grandes necesidades corresponden a los siguientes elementos:

a) evaluación de las necesidades de materia prima para la empresa;

b) estimación de los mercados locales y otros así como diseño de sistemas apropiados de comercialización y distribución para un máximo alcance en los principales centros de ventas;

c) revisión de los problemas de transporte y asistencia en su solución;

d) formulación de medidas para mejorar la calidad de los productos ya sea mejorando las habilidades, ya sea desarrollando las alternativas técnicas y nuevas inversiones en equipo;

e) provisión de capital de inversiones y de trabajo; y

f) promoción de mejores sistemas de organización, especialmente con respecto a la cooperación entre fabricantes de productos similares para adquisiciones conjuntas de materia prima, comercialización, políticas de precio, almacenamiento y distribución.

Estudio de caso 2: PEQUEÑOS ASERRADEROS CIRCULARES EN LA COSTA COLOMBIANA DEL PACIFICO

La situación

Este caso será presentado en forma breve como ejemplo de cómo alrededor de 40 empresas de aserrío con sierras circulares tradicionales, han sobrevivido bajo muy malas condiciones económicas casi sin ninguna ayuda externa. La situación para esta industria fue estudiada en 1982: pareció que estas empresas tenían buenas oportunidades de desarrollo siempre que se elaborara una estrategia común para una estructura, comercialización, posibilidades de crédito, abastecimiento confiable en la materia prima y asistencia externa.

La costa del Pacífico ha sido el área tradicional para las extracciones forestales en Colombia. Los bosques pluviales tropicales de la costa constituyen la fuente principal de materia prima para la industria basada en latifoliadas. La característica de esta costa es su muy alta precipitación anual de 6 000 a 8 000 mm, suelos arcillosos, reducida población y falta de infraestructura. La construcción de caminos es muy cara bajo tales condiciones, por lo cual el transporte se hace por los cursos de agua. El área tiene también una estructura social muy pobre y niveles de vida bajos. El estudio de casos cubre alrededor de 40 aserraderos ribereños en la región del río San Juan, alrededor de 50 km al norte de la ciudad portuaria de Buenaventura.

Todas las instalaciones son del tipo de aserradero circular rústico tradicional; propiedad de pequeñas compañías privadas o de individuos. Las instalaciones de los aserraderos y maquinarias son de entre 10 y 40 años de edad, si bien algunas tienen nuevas máquinas, motores diesel y nuevos edificios.

Algunos de los aserraderos obtienen permisos anuales para la corta de volúmenes específicos de madera, pero el sistema más común para la provisión de materia prima es a través de determinados empresarios extractores de madera, en su mayor parte nativos, que viven aguas arriba en los ríos, que flotan las trozas en líos de 20 a 200 unidades hasta los sitios de las fábricas donde negocian con los propietarios de los aserraderos.

Con pocas excepciones, los aserraderos funcionan solamente a un 10-30 por ciento de su capacidad instalada. Los obstáculos principales para mejorar la producción son:

a) falta de trozas - parcialmente durante la estación seca cuando puede no ser posible flotar las trozas, en parte por falta de fondos para pagar a los empresarios que entregan las trozas, quienes normalmente exigen pagos en efectivo. Los empresarios de explotación a veces tienen que esperar hasta 3 semanas en el sitio de la planta para ser pagados;

b) escasez de repuestos - siendo viejos los aserraderos, requieren frecuentemente repuestos pero carecen de capital de trabajo para mantener el stock del mismo. Los aserraderos a menudo suspenden las operaciones por meses mientras esperan la entrega de repuestos, o porque no pueden financiar la compra;

c) almacenaje del producto y problemas comerciales - los propietarios de aserraderos por lo general no poseen sus propios barcos para entregar sus productos aserrados y no tienen un almacén u organización de comercialización en Buenaventura. Ellos generalmente tienen que esperar hasta que los compradores o intermediarios lleguen y negocien a precios comparativamente bajos en la misma planta; y

d) elevado factor de desperdicios y mala calidad - debido al mal estado de los equipos y limitadas habilidades del operador.

Algunos problemas pueden surgir también por la falta de una política estructurada para todas las industrias basadas en la madera donde los aserraderos mejor conducidos, equipados y localizados con posibilidades de sobrevivir, pueden ser desarrollados e incluidos en un plan de reinversiones sostenido por la asistencia externa. Al grupo inferior de aserraderos con problemas económicos insolubles debería pues permitírsele cerrar o no recibir ayuda externa. La falta de una estructura de políticas resulta empeorada por el débil apoyo institucional. El limitado apoyo externo disponible tiende a concentrarse en contrataciones de materia prima y apoyos administrativos similares. Existe una asociación de propietarios de aserraderos cuya principal actividad es la fijación de precios. Ofrece limitada asistencia técnica y financiera a sus socios por falta de fondos.

El posible papel de las organizaciones de apoyo

Si pudiera ponerse a disposición una adecuada asistencia para encarar los problemas mencionados, los propietarios de aserraderos, como grupo, tendrían buenas oportunidades para crecer y desarrollarse. El acceso a las reservas forestales en la región es favorable, y hay espacio en el mercado doméstico para productos de latifoliadas a precios aceptables. Para ser efectiva, toda asistencia tiene que estar disponible por largos períodos de tiempo, y tiene que ser flexible. Tiene que ganarse la confianza de los empresarios; a este respecto, las agencias de asistencia oficiales parecen atraer limitada confianza ya que en el pasado han estado frecuentemente asociadas con cambios políticamente motivados.

Para mejorar la situación, la asistencia técnica internacional (incluyendo la capacitación) y el financiamiento tienen que ser dados a la asociación de propietarios de aserraderos, que también es apoyada por el Departamento de Agricultura e Industria y por la Asociación Nacional de la Industria basada en la Madera. Estas, en su conjunto, deberían constituir el programa de desarrollo de las empresas de aserrío y resolver sus problemas urgentes. También deberían recomendarse la asistencia técnica y el financiamiento internacional, con un sistema de préstamos blandos para los propietarios y una cooperación de asistencia internacional. La implementación debería ser a través de un grupo selecto de especialistas técnicos que deberían elaborar un sistema sobre cómo organizar y reforzar la asociación para una mayor efectividad en todos los campos.

Estudio de caso 3: COOPERATIVAS FORESTALES PARA LA PRODUCCION EN GUATEMALA

La situación

El tercer estudio de casos se interesa por una cooperativa forestal para la producción con 48 socios - la San Juan Ixcoy Ltd. - que fue iniciada en 1978. Está localizada en la parte noroccidental de las tierras altas, llamadas altiplano, donde los socios poseen pequeños lotes de bosques de árboles de pino, por lo general mal cortados y degradados. Los miembros de la cooperativa pertenecen todos al grupo étnico de “nativos” de los cuales el 80 por ciento son analfabetos. La región mantiene el 50 por ciento de la gente (3 000 000), de quienes solamente el 45 por ciento son económicamente activos.

El altiplano tiene una densidad de caminos de solamente 1 m por hectárea (comparada con una densidad recomendada de 10-20 m por hectárea necesaria para la adecuada administración de los bosques). Por este motivo, extensas áreas forestales no pueden ser económicamente utilizadas. Allí donde se encaran operaciones de explotación de madera, los costos de transporte son muy elevados; ello explica en parte el nivel muy bajo de desarrollo rural.

Se estima que más del 50 por ciento de la madera es quemada como desperdicio, durante el roce de la tierra, para los cultivos por turno. Del balance que viene a ser cosechado, alrededor del 90 por ciento es convertido en leña y carbón vegetal. La industria forestal “moderna” consiste en 155 aserraderos registrados para toda Guatemala. La mayoría tiene una producción anual de menos de 5 000 pies cuadrados tablares (1 turno), que es muy inferior a su capacidad instalada. Muchos aserraderos están ubicados cerca de la capital, en ambas costas y en la provincia de Petén, mientras que en el altiplano (donde están concentrados los bosques de pino) hay muy pocos aserraderos mecanizados. Sin embargo, el aserrado a mano es frecuentemente realizado allí. Existe, también, una cantidad de pequeñas empresas para la producción de muebles, cajones y artesanías basadas en la madera, especialmente en los pueblos.

El cuadro institucional: Cooperativas y agencias de apoyo

El decreto ley N° 1653 de diciembre de 1966 controla las cooperativas y las propiedades que pertenecen al Estado, y otorga el mandato legal para promover cooperativas en todo el país a las superintendencias de los Bancos (Ministerio de Economía), al Ministerio de Agricultura, y al Instituto Nacional de Transformación Agrícola (INTA). Todavía no existe una federación de cooperativas exclusivamente forestales. El instituto forestal, INAFOR, tiene, por lo tanto, la responsabilidad principal, que desempeña a través de un grupo promotor especial. Los miembros de la Cooperativa Forestal San Juan Ixcoy Ltd. han participado en cursos organizados por la Federación de Cooperativas Agrícolas (FEDECOAC).

Obreros de una cooperativa guatemalteca cortando madera con una motosierra de cadena.

Respaldado por la ley forestal, se preparó un nuevo plan para el desarrollo del sector forestal en mayo de 1978, que propone 26 diferentes programas, incluyendo un proyecto para desarrollar actividades de cooperativas forestales. La subsección “Cooperativas Forestales” bajo la Unidad de Promoción y Evaluación de INAFOR, tiene la responsabilidad directa del desarrollo y promoción de cooperativas forestales, en estrecha colaboración con el Departamento de Cooperativas Agrícolas bajo el Ministerio de Agricultura, y con un asesor especial en cooperativas bajo la “Presidencia de la República”. Las oficinas locales en los subdistritos de INAFOR participan muy poco en estas actividades de promoción y apoyo.

El grupo promotor en la sede central de INAFOR ha llevado a cabo estudios de prefactibilidad, estudios socioeconómicos y el entrenamiento de las nuevas cooperativas forestales. Antes de agosto de 1978, un proyecto especial FAO/TCP proporcionó asistencia técnica para el desarrollo de este programa. Sin embargo, este proyecto internacional, que fue patrocinado conjuntamente por la Iglesia Luterana y una federación internacional de cooperativas, completó demasiado temprano su trabajo para poder cumplir sus objetivos principales de asesorar cooperativas piloto forestales y de capacitar el personal o equipos nacionales. La actuación hasta la fecha ha sido en algunos casos notable, pero es claramente necesario reforzar esta sección en INAFOR y mejorar su status técnico y financiero, hasta un nivel desde el cual pueda satisfacer las necesidades. Puede ser necesario reemplazarlo con una federación autónoma especial para cooperativas forestales que tuviese la autoridad legal y base económica para asumir la mayoría de las responsabilidades. Dicha confederación podría, en el curso del tiempo, ser financiada por contribuciones de las diferentes cooperativas forestales, pero, en los primeros 10-15 años, será esencial el apoyo externo tanto financiero como técnico.

El movimiento de las cooperativas forestales se ubica en áreas específicas del altiplano con la finalidad primordial de promover la producción, la industrialización y el comercio de productos forestales, por medio de una utilización inteligente de los bosques de propiedad privada y comunal. La cooperativa se ha propuesto asegurar que la tierra forestal, ahora subdividida en lotes muy pequeños, sea agrupada en unidades más grandes para permitir la utilización más racional de los recursos y disponer de suficiente materia prima para la futura industrialización regional. Los beneficios previstos incluyen mejores precios para productos, incentivos para un manejo económico a largo plazo de los bosques existentes, un creciente nivel de ocupación, y, por lo general, un mejor medio ambiente rural.

Los objetivos más inmediatos incluyen el asegurar la utilización racional de los recursos forestales con el establecimiento de industrias forestales, que permitirán el uso óptimo de la materia prima y la promoción de la participación organizada en venta de maderas en rollo a las fábricas de los mismos socios como a otras industrias. La creación de mercados beneficiosos para todos los productos también es una función esencial. En términos de más largo plazo, la cooperativa se propone también aumentar la producción de materia prima a fin de dar apoyo a una industria forestal mayor; y de mejorar el nivel de vida de las comunidades rurales.

A fin de alcanzar un desarrollo adecuado de las cooperativas forestales, la experiencia ha mostrado que las actividades iniciales exigen inversiones comparativamente grandes. Estas, en cada caso individual, deberán adaptarse a las posibilidades de producción y de mercado. La cantidad mínima para tales inversiones variaba entre los 70 000 y 90 000 dólares EE.UU. en 1980. Las nuevas cooperativas, por lo común, carecen también de capital de trabajo y, por lo tanto, es necesario obtener créditos de bancos locales a cooperación internacional. Una gran parte de inversiones hechas en las nuevas cooperativas en operación, han sido obtenidas por donaciones internacionales a través de proyectos piloto.

El Banco Nacional de Desarrollo (BANDESA) ha tenido la oportunidad de dar préstamos a cooperativas en el país, gracias a un contrato entre el Gobierno y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Las condiciones para estos créditos eran favorables ya sea por los tiempos de devolución como por las tasas de interés. Sin embargo, los pasos para obtener dichos créditos han sido muy complicados, incluyendo una serie de requisitos no siempre posibles de satisfacer. Por ejemplo, a los 2 años de haber presentado el pedido a BANDESA, la Cooperativa San Juan Ixcoy aún no ha recibido los créditos.

Un problema especial en cuestión de crédito es la garantía. El Gobierno ha discutido la posibilidad de hacer que los bosques en crecimiento, la tierra maderera sin bosques, y los productos obtenidos en el futuro, tengan el carácter de garantías bancarias para créditos a largo plazo, conforme a períodos que se fijarán de antemano en los planes de manejo. En tales casos, INAFOR debería asesorar en la evaluación de la garantía si así fuese requerido por cualquiera de las empresas interesadas.

Cada una de las cooperativas de producción existentes tiene una sierra circular, equipos de explotación y un tractor forestal, que INAFOR alquila o presta para las actividades iniciales. Los ingresos derivados de esto serán reservados para un fondo especial destinado al desarrollo de nuevas cooperativas.

En la cooperativa forestal San Juan Ixcoy, no todos los 48 miembros son propietarios de bosques. Hay también varias personas que contribuyen con su trabajo en las operaciones de manejo de bosque y en la elaboración de la madera en rollo. Los propietarios forestales participan también en el trabajo, puesto que para ellos es, generalmente, la única fuente de ingresos. En conjunto, los propietarios tienen un área forestal de aproximadamente 1 000 ha con parcelas que varían de 5 a 100 ha. Parte del bosque pertenece a la municipalidad de San Juan Ixcoy. El manejo forestal incluye un plan activo para la tala rasa de pinares degradados y para la reforestación.

La cooperativa forestal trata de alcanzar la mejor utilización de los árboles y evitar desperdicios en la producción de trozas para sus propios aserraderos, postes, y leña para venta y para sus propios hornos de cal. El producto más importante no basado en la madera es la cal, cuyo precio es muy bajo. Un pequeño aserradero circular fue instalado, en 1978, con una capacidad instalada para 2 000 pies tablares por turno de 8 horas, o sea para una producción anual de 450 000 pies tablares. Sin embargo, dos años después de su inicio, este aserradero aún estaba produciendo solamente el 40-50 por ciento de su capacidad instalada, lo que se debía a una cantidad de defectos en la administración y en la organización de las operaciones.

Entre otras cosas, había un constante cambio de operadores especializados, lo que era difícil de anticipar. Debido a la gran distancia, a los centros de comercialización nacionales, a la falta de mercados locales en la región, y a los precios bajos, la rentabilidad era pobre. Algunos productos se vendían también al pie de la fábrica, facilitando la comercialización, pero a precios impuestos por los intermediarios.

INAFOR preparó un plan económico de financiamiento a fin de hallar un método realista para mejorar la rentabilidad, por medio de una utilización racional de los recursos durante el período 1978-1983. De acuerdo con este análisis, fue posible aumentar la producción desde 175 000 hasta 300 000 pies cuadrados. Pareció también que el punto de tope para 1983 fuese el de una producción anual de 160 000 pies cuadrados. El análisis indica que el proyecto de la cooperativa podría tener una buena factibilidad, pero existe una gran necesidad de asistencia técnica a largo plazo para alcanzar la meta, posiblemente también apoyada por la cooperación internacional.

Un total de 32 socios eran empleados en la cooperativa. Un análisis rápido de los costos de mano de obra ponen a la luz anomalías considerables en cuanto a niveles de salarios. Los ingresos a menudo varían poco entre obreros no calificados y grados superiores. La conducción parece ser mal pagada. En general, parece que hay poca motivación por culpa de una mala estructura de salarios.

Existían ciertos problemas específicos en el desarrollo e implantación de cooperativas forestales para la producción en Guatemala, siendo los más significativos los siguientes:

a) los socios potenciales a menudo desconfiaban de los objetivos de la cooperativa. Dudaban de que los beneficios serían para los socios y pensaban que la cooperativa sería en realidad el centro para establecer negocios con los recursos forestales de la región;

b) la escolaridad básica es muy baja, lo que crea muchos problemas, especialmente en los aspectos administrativos, de transferencia de habilidades y de organización;

c) por lo general, los directores no tienen la capacidad para operar de forma satisfactoria;

d) los bajos salarios y los conflictos locales provocan a menudo cambios de obreros especializados, reduciendo la productividad;

e) el financiamiento es un problema;

f) las cooperativas forestales no tienen un programa a largo plazo (10-15 años) y no tienen adecuada asistencia externa como para poder arrancar sobre pie firme;

g) el movimiento de la cooperativa carece de la protección legal al alcance de compañías privadas que facilitan muchas cuestiones administrativas y financieras.

Discusión y conclusiones

Los casos presentados en este documento y la experiencia de otros países o regiones de América Latina, han mostrado que a menudo se establecen organizaciones de productores para pequeñas empresas basadas en la madera. Ellas son necesarias para promover los intereses comunes y dar asistencia técnica y económica a sus socios, así como para funcionar como foro para resolver problemas conjuntos y respaldar un adelanto de sus industrias. La habilidad de muchas asociaciones existentes en cumplir con estos objetivos es, sin embargo, bastante baja, debido a los recursos limitados de fondos y de conocimientos técnicos y administrativos, para desempeñar un papel importante en el desarrollo de la industria de los socios.

Una organización de productores debería idealmente tener una fuerte raíz en la región y gozar de la confianza de sus miembros. Debería transformarse en el principal foro para presentar los asuntos comunes, tales como estrategias de producción, comercialización (incluyendo la fijación de precios), la entrega y almacenamiento de productos manufacturados, la negociación de créditos, y la organización de la asistencia técnica y administrativa para sus miembros. Las asociaciones emplearían un especialista o grupos de personas entrenadas para la ejecución de las actividades. Tendrían una administración descentralizada cerca de las industrias de sus miembros, con el fin de ser eficientes y mantener contactos estrechos con los socios.

El apoyo muy débil dado por las instituciones nacionales a las empresas privadas en pequeña escala basadas en la madera, se debe principalmente a la falta de fondos y conocimiento técnico; - a las tentativas para operar programas demasiado grandes y geográficamente extendidos con objetivos demasiado ambiciosos en relación a los recursos disponibles; a la centralización excesiva de las agencias de asistencia propuestas; y a la falta de coordinación inter-institucional de los productores de la región, provocando malentendidos y conflictos. Además, se aprueban demasiados programas de asistencia para periodos cortos que en muchos casos no vienen con extensión. Parece esencial asegurar que la asistencia será continuada en el curso de dos o tres períodos gubernamentales, intensificando el apoyo durante los primeros años.

En vista de los grandes problemas con que se enfrentan las pequeñas industrias, la condición prerrequerida para una estrategia bien balanceada, a fin de implantar programas de apoyo destinados a alcanzar objetivos de progreso, es el apoyo institucional externo fuerte y bien balanceado. Para beneficiarse en forma completa de dicha asistencia, los productores necesitan normalmente, además, una sólida organización interna, cuyo personal debe ser entrenado por la agencia externa, para asumir las responsabilidades de apoyo con el fin de resolver y manejar los asuntos comunes de los miembros, y dar asistencia a cada empresa en materia técnica y administrativa. La cooperación internacional será, en muchos casos, necesaria para financiar las inversiones necesarias, los costos operativos y la transferencia del conocimiento técnico, administrativo y comercial al personal local, a los equipos locales especializados, a los propietarios de empresas y a los empleados.


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