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1.0 Introducción

Para muchos silvicultores la seguridad alimentaria es una preocupación que va más allá de los límites de su profesión. Sin embargo, el problema de la seguridad alimentaria no es simplemente un problema de producción agrícola, sino que también dificulta el acceso de un adecuado abastecimiento anual de alimentos de los hogares. Por consiguiente, el problema de la seguridad alimentaria familiar no se refiere simplemente a la cosecha arrocera de la próxima estación, sino que puede incluir también factores tan diferentes entre sí como la deforestación, las variaciones estacionales en el aprovisionamiento de alimentos, la disponibilidad de forraje y otros alimentos de origen forestal, el paso de la economía de subsistencia a la mercantil, e incluso la época en la que se necesita dinero efectivo, por ejemplo, para gastos escolares. En muchas zonas rurales los montes y los árboles dan un apoyo fundamental a la producción agrícola, ofrecen alimentos y combustibles, proveen un ingreso constante (particularmente a los pobres), y son un seguro contra la sequía y las malas cosechas. Por ello, la situación alimentaria de los campesinos se ve afectada tanto directa como indirectamente por las actividades forestales.

Este estudio se centra en los aspectos socioeconómicos del papel de la silvicultura en la seguridad alimentaria familiar, reúne información sobre los alimentos y los ingresos domésticos que derivan de actividades dependientes de productos arbóreos y forestales, examina la importancia de los mismos en diferentes situaciones y grupos de población y también cómo están cambiando los usos de dichos recursos. En particular se concentran en los efectos provocados a los pobres y las mujeres. El estudio también se enfrenta a las consecuencias de la disminución de los recursos forestales y discute sus implicaciones para la política forestal y para el ordenamiento de los bosques y de los árboles fuera de los mismos.

En muchas regiones la comercialización está cambiando el modo en que la gente explota los recursos que les rodean. En muchos casos, nuevos productos fueron introducidos para reemplazar a otros que anteriormente se obtenían del bosque o se producían con materia prima proveniente de ellos; en otros casos, el valor comercial de los productos forestales les lleva a su superexplotación; y en otros, los cultivadores pasan al cultivo de árboles para su comercialización. Así, el paso a una economía mercantil tiene importantes implicaciones sobre cómo son y podrían ser explotados los árboles y los montes.

Habría que subrayar que los bosques y los árboles contribuyen a satisfacer las necesidades de muchos hogares, además de proporcionarles seguridad alimentaria. Esto hace difícil separar la contribución que le dan a ésta, sobre otros beneficios que ellos mismos aportan. Tanto los bosques como los cultivos de árboles proveen alimentos y otros productos para su consumo, elaboración o venta directa. Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria doméstica, dichos productos tienen funciones que podrían ser resumidas del siguiente modo: a) complementan la producción agrícola, b) cubren las carencias estacionales de alimentos e ingresos, y c) proporcionan seguridad a los períodos difíciles.

Papel complementario:

Importancia estacional:

Reducción de los riesgos:

Actualmente se puede disponer de mucha información descriptiva sobre los alimentos provenientes de los bosques y sobre la gente que los recoge, así como sobre los árboles que ellos cultivan en sus tierras. Esta información está generalmente concentrada en informes estrictamente referentes a una situación específica. Sin embargo, unos pocos estudios analíticos examinan problemas como el carácter estacional y la frecuencia del uso de los productos forestales, el valor nutritivo que tienen, la economía de las empresas que trabajan con productos forestales, los árboles en los sistemas de cultivo o los lazos que existen entre la silvicultura y la seguridad alimentaria familiar.

Comparar los informes descriptivos puede servir para ayudar a clarificar la naturaleza de tales actividades y sus modos de uso, pero ofrece escasos elementos para evaluar el papel económico de los productos forestales y arbóreos, en la economía y la dieta doméstica. Por consiguiente, buena parte de lo que sigue debe ser considerado indicativo y no concluyente.

Presentamos la información en tres capítulos diferentes que estudian los aspectos socioeconómicos de la silvicultura y la seguridad alimentaria familiar. El primero de ellos discute la contribución que los alimentos forestales y arbóreos aportan a las dietas familiares, así como los beneficios que derivan indirectamente de otros productos forestales como la leña. El segundo capítulo describe los ingresos y las fuentes de empleo que se obtienen de la recolección y la elaboración de los productos forestales. También discute la importancia de los mismos en los hogares rurales. Sin embargo, el último explora el papel de los árboles en las economías agrícolas y su posible influencia sobre la seguridad alimentaria familiar.

El uso de recursos forestales y cultivo de árboles está cambiando junto con las rápidas transformaciones ambientales. Los usos y valores cambiantes de esos recursos plantean problemas cruciales a la explotación y a la política forestal. No obstante, todavía se dispone de poca información en este terreno. Los efectos del cambio sobre cómo utiliza la gente los recursos forestales y arbóreos son discutidos en cada capítulo. Aunque dicha discusión se basa en una información limitada, evidencian algunos modelos e implicaciones interesantes para la seguridad alimentaria doméstica.

La discusión siguiente subraya algunos lazos comunes entre la silvicultura y la seguridad alimentaria doméstica, que son analizados en los capítulos siguientes más detalladamente. Esboza algunos de los cambios en el uso de los recursos forestales y arbóreos, y considera las implicaciones de este proceso para la explotación forestal.

1.1 Importancia de los recursos forestales para los pobres

Históricamente, en muchos países en desarrollo, la gente ha tenido acceso relativamente libre a los bosques. Los más pobres pudieron así explotarlos para obtener alimentos, combustible y productos para el mercado. Al no haber restricciones para la recolección de productos forestales por los pobres, éstos dependen en gran medida de esa actividad. Las mujeres a menudo dominan esta recolección en los bosques, tanto para obtener productos de uso doméstico como para lograr ingresos. Además, el bajo costo de instalación de muchas pequeñas empresas que trabajan con productos forestales, tiende a hacer que puedan afrontarlas las mujeres y los pobres. En algunas ocasiones, la integración de los árboles en los sistemas de cultivo puede resultar particularmente atractiva para los agricultores más pobres, debido a los bajos insumos que se necesitan para el establecimiento y la gestión del nuevo cultivo.

1.1.1 Alimentos forestales

Los alimentos provenientes de los bosques a menudo son particularmente importantes para los grupos más pobres de las zonas rurales. Ellos disponen de una fuente disponible y accesible de diversos tipos de alimentos. Especialmente importantes son los animales silvestres y los peces, así como las frutas de estación, las hojas, nueces y setas. En algunos casos, la disponibilidad de alimentos forestales puede permitir a los cultivadores vender una gran parte de su producción agrícola.

El consumo de alimentos forestales es generalmente dictado por la disponibilidad de recursos. Por ejemplo, en muchas regiones el consumo de animales silvestres está sujeto a la escasez, y en otras, su consumo es muy amplio.

En algunas sociedades, los alimentos recogidos en los bosques son considerados alimentos de los más pobres. En tales casos, son pocos los que aceptan discutir los alimentos forestales que podrían consumir, y cuando es posible, los reemplazan con alimentos comprados. Por eso el consumo de alimentos forestales disminuye en algunas regiones.

1.1.2 Ingreso obtenido de los recursos forestales

Las actividades forestales generan importantes oportunidades de empleo en muchas regiones rurales. Esas actividades dependientes de los bosques a menudo requieren bajos costos de instalación y se caracterizan por un ingreso fácil y por un libre acceso al mercado. Muchas son realizadas como actividades a tiempo parcial que permiten un ingreso suplementario. Dichas actividades son especialmente importantes para los pobres, puesto que tienen menos alternativas. La recolección y elaboración del fruto de la palmera babasú en el Nordeste del Brasil, por ejemplo, da una gran fuente de ingresos a millones de agricultores que tienen escasas posibilidades de obtener dinero efectivo. De un modo similar, un estudio realizado en Filipinas reveló que los cultivadores más pobres dependían de los ingresos logrados recogiendo rotén y mediante el trabajo en los bosques. Para esos hogares, éste aporta una importante fuente de ingresos durante todo el año.

El ingreso resultante de las actividades forestales a veces es invertido en bienes agrícolas, como ganado o tierra. En este sentido, estos recursos forestales ofrecen a los pobres un medio de inversión para mejorar su futuro, y la oportunidad de escapar del ciclo de la pobreza.

Aunque las actividades forestales dan numerosas oportunidades a los pobres de las zonas rurales, la información presentada en el Capítulo III sugiere que los ingresos varían substancialmente según el tipo de actividad. Por ejemplo, un estudio en Tanzanía reveló que la retribución de la mano de obra es mucho menor que el salario mínimo rural para la fabricación de esterillas y dos o tres veces ese nivel salarial para carpintería. Los salarios de muchas actividades basadas en los productos forestales son marginales. Además, el mercado de dichos productos puede ser muy vulnerable ante la introducción de substitutos. De este modo, mientras las actividades forestales ofrecen fuentes de ingresos a gran cantidad de campesinos pobres, las actividades en las que predominan los pobres y las mujeres son muy a menudo las menos remunerativas. Por consiguiente, esas empresas pueden resultar insostenibles, en el sentido de que serán abandonadas si surgen otras posibilidades de ingreso o si un producto substitutivo causa la caída del mercado.

Aunque a veces se supone que las mujeres realizan sobre todo actividades de subsistencia, en realidad ellas participan muchísimo en la recolección y elaboración de productos de origen forestal. Las mujeres muchas veces tienen escaso acceso a la tierra y al capital. Así, los bosques les dan una fuente de materias primas y de productos para vender y para obtener dinero efectivo. Además, las mujeres a menudo combinan actividades comerciales con otras actividades de subsistencia basadas en los recursos forestales, como la recolección de alimentos y medicinas. Muchas de esas actividades pueden ser realizadas cerca del hogar, lo cual permite a las mujeres combinarlas con sus tareas domésticas.

1.1.3 El cultivo de árboles

A menudo se ha discutido que el cultivo de árboles es posible sólo para los agricultores más ricos. Este supuesto se basa en la premisa de que el objetivo principal de los pobres es la producción de alimentos básicos. Sin embargo, es evidente que en muchos casos los recursos de los agricultores más pobres son demasiado limitados y no les permiten satisfacer sus necesidades de alimentos básicos, lo cual otorga creciente importancia a la generación de ingresos.

En estas circunstancias, los árboles pueden resultar adecuados como cultivos comerciales o como cultivos intercalados con productos agrícolas comerciales. En situaciones donde el factor limitante es la tierra, y no la mano de obra, sistemas que unan la ganadería con el cultivo de árboles y los productos agrícolas, pueden ser más lucrativos que el monocultivo. Donde la disponibilidad de mano de obra se convierte en un obstáculo a causa de la necésidad de encontrar trabajo fuera de la granja, los cultivos arbóreos con escasos insumos podrían ofrecer el mejor modo de mantener la tierra en producción. A pesar de que las ganancias globales podrían ser mayores con cultivos agrícolas que con el cultivo de árboles, los agricultores pobres a menudo plantan árboles porque no se pueden permitir ni el capital ni los costos de mano de obra de la producción agrícola. También los plantan para ayudar a mantener la productividad de su tierra cuando el costo de los fertilizantes, los herbicidas y del riego están fuera de su alcance.

Como observamos anteriormente, los árboles equivalen a un seguro y pueden ser cosechados en casos de emergencia de dinero efectivo. Para los cultivadores pobres, que viven al nivel de subsistencia o por debajo del mismo, reducir el riesgo puede ser un objetivo superior a los demás. Además, el ingreso proveniente del cultivo de árboles puede dar a los agricultores pobres el capital necesario para invertir en bienes agrícolas, como una tierra mejor o ganado.

Arboles integrados en los huertos familiares

1.2 El efecto del cambio en los usos de los recursos forestales y del cultivo de árboles

El cambio del ambiente físico, social y económico es un problema crucial para todos los que trabajan en el desarrollo. Sin embargo, quizás es el problema más difícil de afrontar. Los estudios analizados nos permiten penetrar algo en los cambios de los sistemas de cultivo forestal. El Capítulo IV tiene como centro el papel variable de los árboles en los sistemas de cultivo. Explora también algunas de las circunstancias en las cuales los árboles se integran crecientemente (o decrecientemente) en los cultivos. El Cuadro 4.9: “Las respuestas de los cultivadores a los cambios en los recursos” ilustra algunos de los factores que se interinfluencian y determinan los usos de de los recursos de que disponen los cultivadores y, en particular, las implicaciones de dichas interacciones para el crecimiento de los árboles.

Los habitantes de las zonas rurales, especialmente los pobres, emplean diversos medios para tratar de responder a sus necesidades básicas: producen cultivos alimenticios; recogen, consumen, elaboran y venden productos forestales; producen cultivos comerciales y crean empresas generadoras de ingresos tanto dentro como fuera de su explotación. El efecto de los cambios en los ambientes físico, social y económico afectarán a las personas de diferentes modos, según los recursos y oportunidades de las que dispongan.

La sección siguiente se centra en dos aspectos del cambio: la disminución de la base de recursos forestales y las implicaciones de la creciente importancia de la economía mercantil en las zonas rurales.

1.2.1 Efectos de la disminución de los recursos forestales

En los países en vías de desarrollo los recursos forestales están siendo rápidamente deteriorados, talados, desbrozados para la agricultura y cercados (sea por los privados o por los Gobiernos). En muchas regiones, como resultado de tal proceso, una población rural en expansión debe depender de recursos forestales y de tierras que contínuamente disminuyen. Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria familiar, esta tendencia implica la reducción de la disponibilidad y del uso de los recursos forestales, así como una disminución de los conocimientos sobre su utilidad, menores oportunidades de ingreso para los pobres de las zonas rurales y un aumento de la carga de los hogares en sus esfuerzos por responder a sus necesidades básicas.

El papel que los alimentos provenientes de los bosques desempeñan en la nutrición doméstica ha cambiado con su menor disponibilidad, con la penetración de los mercados y nuevos productos comerciales y con la modificación de los gustos. En muchas regiones ya no se consumen alimentos forestales y el conocimiento sobre su uso está desapareciendo, aunque esta tendencia no es universal. En algunas áreas las florestas siguen aportando una fuente ya lista de alimentos y de forraje. Además, comercialización y migración aumentaron el mercado de ciertos productos forestales. En otros casos son buscados por su valor social tradicional, y en otros, son apreciados por sus cualidades medicinales. En toda Africa Occidental, por ejemplo, el mercado urbano de la carne de los animales silvestres se ha expandido rápidamente causando precios muy superiores a los de la carne de animales domésticos. Varios estudios discutidos en el Capítulo II indican que el consumo de alimentos recogidos no disminuye, pero incluso en ese caso, la diversidad de alimentos recogidos puede disminuir.

Los efectos de la reducción del consumo de los alimentos forestales no están claros. En algunos casos, esos cambios trajeron como consecuencia una dieta de menor calidad; pero en especial las dietas se hicieron menos diversificadas en la medida en que la gente depende de los alimentos comprados. El consumo de animales silvestres da un buen ejemplo de los efectos de la disminución del papel de los alimentos provenientes de los bosques en el consumo alimentario. En Nigeria meridional, por ejemplo, donde existen grandes reservas forestales, la mayoría de la carne consumida proviene de la caza, pero en otras zonas con condiciones forestales peores y sin reservas, es raro el consumo de animales silvestres. En Camerún meridional los aldeanos declaran que sus alimentos básicos son ahora menos diversos y mencionan en particular la disminución del consumo de carne de animales silvestres.

Quizás el peor efecto de la pérdida de productos forestales consista en que las opciones alimentarias de los más pobres se reducirán aún más, en particular durante las estaciones y los períodos difíciles.

Tal como se dijo anteriormente, en las comunidades rurales la leña es una fuente de energía muy importante para cocinar y elaborar los alimentos. Aunque son pocos los estudios que analizaron los posibles efectos de la escasez de leña sobre la alimentación doméstica, es posible identificar algunas relaciones importantes. El aprovisionamiento de leña puede influir en la cantidad de alimentos ofrecidos o cocinados (en algunos casos se cocinan efectivamente menos alimentos). Esta tendencia puede tener un efecto particularmente perjudicial sobre la nutrición infantil pues los niños no podrían consumir en una sola comida suficientes alimentos básicos ricos en almidón. La escasez de leña puede también afectar la calidad de los alimentos consumidos al igual que la calidad y el aprovisionamiento de los productos alimenticios elaborados. Si las mujeres cocinan menos tiempo, el consumo de alimentos no cocidos y recalentados podría aumentar, lo cual podría causar un grave aumento de la incidencia de las enfermedades. En ciertas zonas, los precios crecientes de la leña obligaron a aumentar los costos de los alimentos elaborados, como el pescado ahumado, y dichos aumentos a su vez se descargaron sobre el consumidor.

El aumento del tiempo necesario para recoger la leña podría reducir el tiempo disponible para cocinar. En algunas zonas ello podría dar como resultado que la gente consumiese más comidas rápidas y comprase bocadillos, los cuales a menudo tienen menor valor nutritivo. Sin embargo, es necesario observar que muchos otros factores inciden sobre la composición habitual de la dieta, la cual no puede ser atribuida sólo a la escasez de leña. Esta podría afectar también de un modo indirecto a la seguridad alimentaria doméstica, ya que las mujeres se ven obligadas a dedicar más tiempo a recoger leña y, por consiguiente, disponen de menos tiempo para la producción de alimentos o para las actividades que les procuran ingresos.

La superexplotación de los recursos forestales dió como resultado una reducción importante del aprovisionamiento en materias primas para las pequeñas empresas, y menores posibilidades de obtención de ingresos para los pobres de las zonas rurales. Por ejemplo, en muchas regiones del Sudeste asiático, la recogida y la elaboración del rotén constituyen importantes actividades rurales. Sin embargo, la superexplotación del recurso y la deforestación están provocando una disminución del aprovisionamiento, una menor calidad de los materiales y, por lo tanto, la reducción de los ingresos de los pobres que intervienen en la recolección y comercio del rotén. Además, a menudo se ve restringido el acceso de los mismos a los bosques y otras tierras formalmente “comunes” por la creciente privatización de dichos recursos. Como resultado, los pobres están perdiendo gradualmente una fuente de ingresos, pues sólo los recolectores más ricos pueden pagar el derecho de uso de las tierras privadas.

El aprovisionamiento de materias primas tanto para los productos leñosos como para los no leñosos muy probablemente se convertirá en un problema creciente para muchas pequeñas empresas. Estas raramente están en condiciones de crear o conservar sobre una base sólida sus propios recursos para el uso futuro. Este es un campo en el cual podría resultar útil la participación de los expertos en silvicultura: tanto en lo que respecta a la gestión de esos productos forestales necesarios localmente, como en lo que se refiere a la reorientación de las políticas y leyes forestales para incorporar a las mismas las necesidades de las pequeñas empresas.

Otra respuesta a la disminución de la disponibilidad de los recursos forestales es la protección e incorporación de esos recursos a sistemas de cultivos, tanto para el consumo doméstico como para su comercialización. Generalmente, los árboles son incorporados a esos sistemas para obtener una variedad de productos y por motivos que se superponen. Así, aún siendo posible que los árboles sean plantados para obtener postes o frutos comercializables, esos productos y muchos otros son apreciados también por su utilización y consumo en el hogar. La intensificación de la gestión de las tierras cultivadas y de las baldías para combinar la plantación de árboles con la de productos anuales podría ser una respuesta a la cambiante disponibilidad de recursos y de oportunidades para el cultivador. En la sección siguiente se discutirán las motivaciones de los agricultores para integrar o eliminar los árboles en sus explotaciones agrícolas.

1.2.2 Implicaciones de la creciente dependencia de la economía comercial

Puesto que disminuyen los recursos físicos disponibles para los cultivadores (tanto las tierras agrícolas como los montes), éstos se ven obligados a depender cada vez más de la economía comercial. En muchos casos el tamaño y la productividad cada vez menor de sus tierras obligan a los cultivadores a depender de las oportunidades de ganar dinero en efectivo fuera de sus explotaciones y a plantar en éstas cultivos comerciales de escasos insumos.

En algunos casos, los agricultores están aumentando el valor de la producción de sus tierras elaborando productos más valiosos como el azúcar de coco, y produciendo más productos en el mismo área, como la leña y el carbón de leña, ambos subproductos del desmonte. En un estudio sobre los cultivos en las zonas rurales de Sierra Leona, muchos agricultores observaron que las actividades no agrícolas, como la recolección de leña, la caza, la pesca, la elaboración de aceite, la producción de artesanías y de vino de palma, eran muy importantes para ellos tanto desde el punto de vista de su tiempo como desde el de los beneficios que se derivaban para sus hogares.

Tal como se observó anteriormente, en la medida en que la productividad agrícola disminuye hasta un punto tal en que los cultivadores pueden ser forzados a pasar a obtener ingresos en efectivo, es posible producir árboles como cultivos comerciales para sacar ventajas del aumento del mercado de los productos forestales. Por ejemplo, en Haití, los cultivadores están plantando árboles para vender postes y leña. Los árboles a menudo son preferidos a otros cultivos comerciales pues tienden a requerir menores costos de instalación, menos mano de obra, tienen costos anuales mínimos, exigen menos agua una vez plantados y sufren menos de la sequía. Para los campesinos pobres, puede ser también importante la posibilidad de acumular capital mediante el cultivo de árboles.

El efecto de la penetración de la economía comercial sobre la seguridad alimentaria familiar no es evidente. Los resultados de ciertos estudios sugieren que las condiciones generales de la nutrición familiar empeoran al aumentar la dependencia de los cultivos comerciales. La producción de los mismos puede llevar a aumentar los precios de los alimentos, ya que la tierra deja de producirlos para pasar a otros productos. La dependencia de los cultivos comerciales hace que las familias rurales dependan también de las oscilaciones de los precios de mercado de aquéllos y una caída de tales precios puede traer como resultado que un hogar cuente con menos medios para obtener alimentos. En situaciones en las que el paso de la producción de alimentos a la producción de cultivos comerciales, trae aparejado el traspaso del control del ingreso doméstico de las mujeres a los hombres, la nutrición del hogar podría verse afectada, ya que las mujeres están mucho más involucradas en el aprovisionamiento de los alimentos domésticos.

Existen en efecto algunos estudios que indican que las mujeres se preocupan más por las necesidades de subsistencia, mientras otros sugieren que están igualmente interesadas en ganar dinero en efectivo y participan de un modo similar en esas actividades. Obviamente, esos factores varían mucho según la cultura, la economía, la disponibilidad de oportunidades para las mujeres, y la situación de cada hogar. Sin embargo, algunos estudios sobre la nutrición indican que allí donde las mujeres controlan el ingreso hogareño, la nutrición de toda la familia puede mejorar.

En el caso del cultivo de árboles, los aspectos potencialmente negativos de la producción de cultivos comerciales pueden ser compensados por otras características de aquél. Tal como se expuso anteriormente, la transferencia de la tierra de los cultivos de alimentos al de árboles es a menudo una respuesta al cambio de las condiciones que hacen que el primero de dichos cultivos sea impracticable, como la creciente escasez de tierra y de mano de obra. La tendencia creciente del paso de los cultivos alimentarios a los comerciales, puede ser así inevitable. Muchos árboles ofrecen otros productos además de los que son comercializables. Por otra parte, el cultivo de árboles es mucho más flexible pues los árboles pueden ser talados cuando el agricultor tiene más necesidades como, por ejemplo, en caso de emergencia y necesidad de dinero efectivo. Por tales razones, podría ser el cultivo más adecuado para las familias pobres.

1.3 Incorporar los problemas de la seguridad alimentaria a la ordenación y la planificación de politicas forestales

Los problemas relativos a la seguridad alimentaria son particularmente importantes, a nivel político y a quienes planean y administran proyectos forestales dirigidos a mejorar el bienestar de la población rural. Ellos subrayan la complejidad del mundo rural en contínuo cambio, especialmente para los pobres al cambiar su posibilidad de acceso a los recursos físicos, en capital y en mano de obra (lo que les obliga a hacer malabarismos para poder sobrevivir).

La contribución de los montes a la seguridad alimentaria doméstica debe ser vista en perspectiva. Los montes y el cultivo de árboles son componentes de complejos ambientes rurales. Los esfuerzos de la silvicultura por sí solos no pueden alterar fundamentalmente los factores sociales, económicos y políticos que causan muchas de las desigualdades en el aprovisionamiento de alimentos. Tampoco sería correcto concluir que la respuesta a la disminución de la disponibilidad de alimentos, ingresos o empleo provenientes de los bosques reside necesariamente en efectuar intervenciones sobre los mismos. Existen, o se podrían tener en casi todos los casos, opciones a los alimentos, combustibles y productos forestales.

Sin embargo, los recursos forestales y arbóreos han desempeñado un papel importante en la seguridad alimentaria familiar, especialmente durante las estaciones difíciles y las emergencias. Evidentemente, el ordenamiento forestal y la planificación de actividades agroforestales podría y debería incluir una mayor consideración del uso de los productos de los montes y los árboles que la existente hasta ahora.

En los capítulos que siguen, se llama la atención sobre ciertas medidas que podrían ajustar mejor el ordenamiento forestal y el cultivo de árboles a los usos que contribuyen a la seguridad alimentaria familiar. Sin embargo, no se trata de un proceso estático, adaptable al uso de modelos y enfoques standard. La importancia de los árboles y productos arbóreos varía mucho de comunidad en comunidad y también entre los hogares que forman parte de una misma comunidad. Sus usos y papeles en la economía doméstica están cambiando en la medida en que las zonas rurales se comercializan cada vez más, los recursos forestales se deterioran progresivamente y la productividad agrícola disminuye. Por consiguiente, los planificadores y administradores deben tener conciencia de estos cambios y de la necesidad de responder a los mismos, así como de las nuevas oportunidades y crecientes demandas que se están planteando a la silvicultura y a la agrosilvicultura.


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